Armonía, la clave del arte
Armonía, la clave del arte
Vassily
Kandinsky dice: “El arte es comunicar y armonizar con el alma
humana mediante el uso correcto de colores y/o formas”. Y Georg Christoph
Lichtenberg dice: “Con un gran número de trazos desordenados es fácil
configurar un paisaje, pero con sonidos desordenados no se compone música
alguna”.
Armonía, es
la proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que
componen. En música es la unión y combinación de sonidos simultáneos y
diferentes pero acordes.
En
una composición plástica, armonía es la bien concertada distribución y grata
variedad de los elementos que componen un conjunto, de sus medidas y de los
espacios que conforman entre ellos y en su entorno.
James McNeil Whistler afirmó: “El
arte es la ciencia de la belleza”, convencido de que el arte debe centrarse en
la armonía de colores, se le ve como un precursor del arte abstracto. Quería
crear un arte basado en las leyes específicas de la composición, en la que
domina el dibujo, como experiencia estética pura, afirmando “Art happens”. Su
obra Nocturno en negro y oro (1874) nos atrae y nos atrapa en un diálogo
sin palabras; nuestra mirada se distrae en un ir y venir, de detalle en
detalle, reconociendo ritmos escondidos, que nos lleva a componer nuestra
propia música, salpicada de notas sobre un silencio absoluto.
Tanto
en la música como en las artes plásticas, las armonías de la composición nos
fascinan y atrapan en el entusiasmo del deseo de comprensión. Es la emoción que
eleva nuestro espíritu, conmovidos por un impulso desconocido, al deleite de la
bondad, la verdad y la belleza.
El
entusiasmo desemboca en un sentimiento de felicidad, cuyo recuerdo nos conducirá
a desear revivirlo participando nuevamente en su expectación.
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Ernesto Oñate
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